Conseguir que la obra de un fotógrafo exprese vida propia y quiera evolucionar perfeccionándose es una cualidad que distingue al arte fotográfico. Tan solo requiere de su autor sensibilidad y el compromiso con un largo viaje. La obra dominará los sentidos del fotógrafo. Es entonces cuando tendrá autonomía y tan solo llamará, guiando a su autor a través de la intuición hacia la próxima imagen. Si la obra fotográfica pacta contigo un contrato mágico de creación, tu trabajo cobrará sentido y habrás dado a luz un nuevo ente.